Con motivo de la apertura de las nuevas oficinas de expansión de Ibercaja, la Entidad ha preparado la exposición que aquí se presenta. En la misma, figuran el Autorretrato de Goya a la edad de treinta años y una selección de veintiocho grabados de las distintas series realizadas por el artista: nueve Caprichos, dos Tauromaquias, once Desastres de la guerra, seis Disparates y cuatro Toros de Burdeos.
La preferencia por las obras mostradas no es casual, sino que responde al análisis de los problemas y situaciones del hombre señalados por Goya -sobre todo en su obra grabada- y que continúan vigentes en nuestra época. No hay en la selección ningún ánimo de descartar otras visiones, en realidad ésta es -con la intención de aprovechar y poner de manifiesto el inmenso potencial plástico de Goya -una de las posibles maneras de estudiar y contemplar su legado.
Caprichos:
Dios la perdone: Y era su madre (16)
Goya pervive a lo largo del tiempo por ser uno de los primeros artistas que puso en tela de juicio su mundo y cuanto le rodeaba. Empleó el arte con elocuencia y en alguno de sus lienzos y en la mayoría de sus grabados los protagonistas son la crítica, la denuncia y la sátira, como consecuencia del compromiso personal -político, ético e intelectual- con su tiempo.
La inclusión en la muestra del Autorretrato de Goya, realizado en 1771-1773, supone no solamente que Goya presida la exposición, sino que viene a avalar el significado de cuanto las estampas nos dicen tanto del pensamiento de Goya como de los problemas universales del hombre que su obra gráfica proclama. Además, dicho autorretrato supone, en cierto modo, la visita personal que hace el célebre pintor a esta ciudad.
Muchos de los defectos y de los problemas que Goya reflejó con sentido crítico en sus grabados siguen hoy sin corregirse ni resolverse, los grandes problemas existenciales y sociales. Su mirada, la que nos dirige en su Autorretrato joven que preside la exposición, nos interpela a cada uno de nosotros como buscando nuestro compromiso, nuestra complicidad, para conseguir que más pronto que tarde se imponga la razón y brillen las "luces" de la humanidad.
Septuagenario Goya experimentó la nueva técnica gráfica de la litografía, descubierta por Aloys Senefelder en Múnich hacia 1796. Este nuevo procedimiento fue ensayado por Goya en Madrid en el Establecimiento Litográfico del Depósito Hidrográfico, con la ayuda del grabador José María Cardano, entre 1819 y 1822. Ahí grabó, entre otras, Toro acosado por perros (Harris 277), su primera litografía de tema taurino.
En el exilio de Burdeos entró en contacto con Gaulon (cuyo retrato litografió Goya hacia 1824-1825; Harris 282), que puso a su disposición su taller de litografía, donde realizó entre 1824 y 1825 sus mejores obras. El vito (un baile popular andaluz), El duelo y la serie de Los toros de Burdeos. "El famoso americano Mariano Cevallos", [Bravo toro], "Dibersión de España" y [Plaza partida] o [División de plaza], firmadas por cuatro "Goya".
Estas estampas se relacionan iconográficamente con un cuadro de toros documentado en 1824 con destino a su amigo Joaquí María Ferrer identificado con Suerte de varas, del J. Paul Getty Museum de Malibú en Los Ángeles (GW 1673), del que el Museo del Prado guarda otra composición parecida pero más pequeña, Corrida de toros (GW 1673). Las litografías tercera y cuarta de la serie poseen un trasunto invertido -por lo que debieron servir de idea o modelo para las litografías- en dos óleos conservados en el Ashmolean Museum de Oxford, Diversión de España (GW 1674) y Plaza partida (GW 1675).
TÉCNICAS DE GRABADO UTILIZADAS POR GOYA
Tauromaquia.
El célebre Fernando del Toro,
varilarguero, obligando a la fiera
con su garrocha (27)
El grabado es un procedimiento mecánico para estampar imágenes. Para ello hay que dibujar la imagen en relieve o en hueco, sobre una plancha o matriz. Una vez conseguida la lámina de metal grabada, se recubre de tinta la superficie y, utilizando una prensa, se imprime sobre el papel.
Goya usó varias técnicas para trabajar las planchas: el aguafuerte, el aguatinta y la aguada.
El aguafuerte consiste en recubrir una plancha de cobre con un barniz protector, después se calca sobre ella el dibujo y con una punta metálica redondeada o escoplos de sección ovalada se redibuja en el barniz rayándolo de modo que éste quede abierto. Luego se sumergen en un baño ácido (vinagre, sal de amoníaco, sal común y cardenillo) y así el cobre queda corroído en aquellas partes en las que se ha levantado el barniz.
El aguatinta es una técnica complementaria al aguafuerte que sirve para obtener distintos tonos. Tras realizar el grabado al aguafuerte, se cubren aquellas zonas de la placa que se quieren proteger con resina en polvo tamizada y se calienta para que la resina se pegue al cobre. Así, en un nuevo baño de ácido éste sólo corroe las zonas que no han sido protegidas ni por barniz ni por resina, pero a diferencia de las zonas cubiertas por barniz, las protegidas por resina son ligeramente corroídas porque la capa es porosa y deja penetrar parcialmente el ácido.
La aguada es similar al aguafuerte pero en lugar de sumergir la placa, se aplica el ácido con un pincel mojado en las zonas desprotegidas. De esta manera se consiguen distintas tonalidades dependiendo del tiempo que se deje actuar el ácido en una zona o de la cantidad de ácido que lleve el pincel.
Grupos
Las visitas en grupo se concertarán previamente con el Departamento de Difusión del Museo y por teléfono, máximo 30 personas.
Discapacitados
Acceso a la exposición por la calle Meléndez Valdés, 36
Horario
De martes a sábado (ambos inclusive) de 10 a 14 horas y de 16 a 20 horas.
Domingos: de 10 a 14 horas
Lunes y Festivos: Cerrado
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