Situada en pleno corazón de Extremadura, entre
las Vegas del Guadiana y las Sierras del Sur, se encuentra la Tierra
de Barros, una de las comarcas de personalidad más acusada y representativa
de la región.
En este comarca natural se incluyen las comarcas administrativas de Almendralejo y Villafranca. |
Linda por el SW con las Sierras de Monsalud, Salvatierra y Feria, que la separan de las posesiones del antiguo Señorío de Feria, y por el NE con la Sierra de Hornachos que establece la divisoria con la Serena. Hacia poniente se prolonga hasta la línea de Los Entrines, solapándose por levante con la Campiña de Llerena a través de Calzadilla, Usagre y Llera según términos no siempre precisos.
Su paisaje, predominantemente llano, está constituido por suelos arcillosos muy aptos para el cultivo de secano, de tonalidad fuertemente rojiza que justifica la denominación del territorio. El clima se distingue por las elevadas temperaturas y la escasa pluviosidad. Sus excepcionales condiciones de fertilidad y el esmerado trabajo de sus naturales hace que la Tierra de Barros haya sido tradicionalmente zona de extraordinaria pujanza agrícola. La práctica totalidad de su superficie se cubre de enormes campos de cereales, olivos, y sobre todo viñas, ordenados con exacta regularidad. Progresivamente la vid ha ido desplazando a los hasta hace poco inmensos trigales, para constituirse en la actualidad en el cultivo hegemónico y base principal de la actividad económica de la zona, a través de un completo proceso de producción y elaboración que culmina en los afamados aceites y apreciados caldos y vinos de alta calidad, que en enorme cantidad tienen su origen en el partido judicial. |
Poblada desde época remota, como patentizan los numerosos testimonios aflorados en el área correspondientes a las épocas prehistóricas, prerromana y romana, el partido judicial alcanza su mayor florecimiento y significación tras su ocupación a los árabes por los cristianos en el siglo XIII, época en que el territorio se dividió entre las jurisdicciones de la Orden de Santiago y el Señorío de Feria. |
En la primera se integraron Almendralejo, Villafranca, Los Santos de Maimona, Fuente del Maestre otros núcleos, pasando a posesión de los Suárez de Figueroa, Villalba, Solana, Santa Marta y Corte de Peleas. Históricamente, pues, el partido judicial de Barros, unitaria como pocas de la región en el aspecto geográfico, se reparte entre dos de las demarcaciones jurídicas más poderosas de Extremadura.
Puede considerarse como capital natural Almendralejo, ciudad afamada por sus vinos y aceites, y en el presenteuno de los núcleos más significados y pujantes de la región. En su entorno el partido judicial queda definida por la existencia de grandes enclaves agrícolas de entidad demográfica muy relevante, destacados igualmente como prósperos centros de carácter acusadamente rural, ricos en producción cerealística, aceitera y vinícola, crecientemente industrializados en lo que respecta a estas especialidades.
En este conjunto de poblaciones, cuyo desarrollo se
patentiza en la extraordinaria evolución experimentada en las últimas décadas,
resaltan en particular Villafranca de los Barros, Los Santos de Maimona
y Fuente del Maestre.
En cuanto a su dimensión históricas, la ausencia de fortalezas y castillos evidencia que en el pasado sus gentes se dedicaron al cultivo del suelo antes que a guerrear. La seguridad del territorio parece haber quedado garantizada por los bastiones que erizaban los territorios periféricos. Lo que peculiariza a este territorio es su carácter de territorio calmo sembrado de grandes poblaciones dedicadas al cultivo. Muy señalada resulta frente a ello su importancia en el ámbito de las comunicaciones, por los dos itinerarios fundamentales que atraviesan el territorio. |
En sentido sur a norte la Vía de la Plata, que en su discurrir desde Sevilla a Mérida pasa por Villafranca y Almendralejo. Y de este a oeste la ruta que une Córdoba con Badajoz a través de Los Santos y Zafra, focos éstos, sobre todo el último, situados en una encrucijada estratégica de acusado relieve en el aspecto comercial. Estos dos ejes históricos aparecen consolidados en la actualidad como la carreteras N-630 y N-432, cuya repercusión económica y en otros órdenes sobre las poblaciones de la zona y la región en general continúa siendo fundamental.
En su composición y carácter las poblaciones configuran el modelo más representativo de la región. Se trata de grandes centros de llano predominantemente agrícolas, formados por casas blancas organizados en calles amplias con estructura de regular. Su disposición urbanística resulta menos complicada que en los pueblos de asentamiento agreste, y quizá menos pintoresca en lo que se refiere a la proliferación de rincones insólitos, que las que deben adaptarse a las irregularidades de las pendientes y las cimas rocosas.
Las casas que los componen son las que mejor
peculiarizan el modelo rural genuino de la Baja Extremadura. En el
interior, como pieza principal y nódulo de articulación de la construcción,
se sitúa la gran cocina de chimenea, pieza utilizada como hogar a
efectos de estancia y reunión de los ocupantes de la vivienda, y como secadero
para el curado de las chacinas y otros productos.
Al exterior las fachadas se distinguen por el predominio del muro sobre los vanos, siendo éstos escasos y de proporciones variadas, asimétricos y de disposición aleatoria. Puertas y ventanas suelen presentar atractivos recercos y chamabranas, multiplicándose otros componentes formales en las fachadas como vistosas rejerías entre poyos y guardapolvos; acusadas cornisas; ostentosos cañones de chimenea sobresaliendo sobre las cubiertas, zócalos y otros adornos pintados, esgrafiados y un sinfín más, que dan origen a composiciones de enorme variedad formal y riqueza plástica. |
En el aspecto gastronómico, la producción agrícola y ganadera, con abundancia de excelentes granos, aceites y vinos, junto con el cerdo y la caza, han consolidado especialidades bien definidas, en las que se distinguen los platos recios de fuerte sabor y otros de carácter pastoril como las migas y los gazpachos, los pistos o el peculiar cojondongo almendralejense, todos de acusada tradición campesina. Las aceitunas aliñadas, junto con los afamados melones y sandías de gran tamaño, resultan especialmente típicas de la zona, lo mismo que los ajos, producto característico de aceuchal. |
En el dominio de los vinos y alcoholes, la producción es igualmente altísima y de calidad insuperable. Como muestra de la capacidad, ingenio y tesón de los productores locales, entre sus variedades se cuenta con toda la gama de los blancos, tintos y rosados en las más diversas graduaciones y bouquets, incluidos los finos y un cava que pueden codearse con los mejores de Jerez o Cataluña. En los alcoholes y anisados la tradición de Almendralejo resulta proverbial.
El número de bodegas de la Tierra de Barros resulta muy elevado, concentrándose en esta comarca la mayoría de las más importantes de la región.
Los vinos extremeños se encuentran amparados en la actualidad por una Denominación de Origen establecida por la Comisión Interprofesional "Vino de la Tierra de Extremadura" para proteger su calidad.