Se encuentra a mitad de camino entre Llerena y Azuaga, sobre un asentamiento de suaves ondulaciones compuesto por buenas tierras de labor. La localidad tiene su origen en un núcleo surgido junto al puente romano existente sobre el arroyo Culebras, en el itinerario de Córdoba a Mérida. Activo durante el periodo árabe, el lugar aparece mencionado entre los puntos donados en el siglo XII a la Orden de Santiago, que hizo del mismo cabeza de Encomienda. |
Vista de Berlanga |
Su topónimo deriva de los pastores castellanos oriundos de Osma, Berlanga y otros puntos de la Meseta, que repoblaron este territorio en la época medieval. A mediados del siglo XV fue adquirida en 30.000 ducados por los Duques de Alba, los cuales impulsaron su repoblación definitiva. Su localización en las rutas de la Mesta y su proximidad al foco llerenense propiciaron el desarrollo de la localidad, haciéndola destacar como un próspero centro agroganadero y artesanal, productor de frisas y sedas. La toponimia de sus calles evoca estos aspectos de su pasado. Aunque en la actualidad no queda de ella más que el testimonio de su apelativo, la localidad contó en la etapa medieval con una fortificación para su defensa.
Dada su estratégica situación en las rutas hacia córdoba, numerosos establecimientos hosteleros y de otra especia han proliferado últimamente en Berlanga al borde de la carretera N-432, haciendo de este punto parada obligada para muchos transportistas y viajeros.
Tiene Berlanga buenas muestras de artesanía, entre las que destaca la alfarería y la realización de botas rústicas de cuero.