Esta comarca, llamada comúnmente de la Campiña Sur, se extiende sobre el extremo sudoriental de la Baja Extremadura, lindando con las estribaciones de Sierra Morena, que establecen la divisoria con Andalucía.

Por los restantes bordes, y de acuerdo con delimitaciones imprecisas, que no siempre permiten establecer con claridad los confines de cada área, el territorio aparece rodeado, mediante formaciones topográficas de diferente entidad, por las comarcas de La Serena, Tierra de Barros, Señorío de Feria y Sierras del Sur.

En lo fisiográfico el suelo es duro, formado por llanos pizarrosos y sierras de calizas marmóreas en los bordes. En el paisaje predominan las planicies salpicadas de suaves ondulaciones que determinan panorámicas paisajísticas de amplios horizontes netamente uniformes.

La cobertura vegetal queda compuesta por alcornoques, encinas, olivos, viñas, cereal, jaras, etc., alternando con zonas de terrenos secos, yermos y casi desprovistos de vegetación.

El apelativo geográfico de Campiña alude a la cualidad del paisaje abierto, no compartimentado por cercas, y al sistema poblacional concentrado en núcleos de notable entidad, sensiblemente distanciados entre sí. Esta definición hace referencia, mejor que a un paisaje, a una organización agraria histórica peculiarizada por la ausencia de cercados; el empleo comunitario de los ejidos y dehesas; el mantenimiento de espacios libres para la circulación de los ganados, etc.

En el aspecto hidrográfico, el panorama presenta escasez de cauces, reduciéndose la red a algunos arroyos secundarios de la cuenca del Guadiana-Retín, Covacha, Conejo, Culebras, Matasanos, Romanzal...- y otros que vierten a la del Guadalquivir, como el Viar y el Bembézar. 

Junto con los geográficos, los factores históricos juegan un papel fundamental a la hora de conferir al territorio su personalidad más acusada. Entre ellos ninguno tan importante como la localización en el mismo de la Diócesis-Priorato de la Provincia de León, de la Orden de Santiago, que desde su sede en Llerena proyectaba sobre sus posesiones una influencia unificadora que configuró el territorio con carácter unitario en múltiples aspectos.

Junto con Llerena, otras poblaciones presentan igualmente significación muy destacada. Así, Azuaga comparte con ella en ciertos aspectos la cualidad de cabecera del Partido Judicial, sobre todo a partir del siglo XIX, en que se consolida como el gran centro industrial y de servicios de la comarca.

Localidades no menos significativas por diferentes motivos, son Granja de Torrehermosa, Berlanga, Usagre, Bienvenida, Valencia de las Torres, Villagarcía, etc., todos, centros de enorme raigambre histórica y artística, peculiarizados por el sello de la Orden de Santiago.