Embalse de Orellana |
Parece probado que este asentamiento ya existía como núcleo poblado en tiempos de los árabes. Los primeros testimonios documentados datan de 1.180, cuando Alfonso VII, tras conquistar Trujillo, ocupó diversos territorios entre los que se encontraba Orellana la Vieja. En 1.196 el lugar fue tomado de nuevo por los musulmanes hasta que, bajo Fernando III, resultó ganado definitivamente para los cristianos por Fernán Ruiz. |
Junto a Orellana de la Sierra, ubicada en el partido judicial de la Siberia extremeña, se localiza el embalse de Orellana, que posee la más completa infraestructura para el aprovechamiento turístico de las aguas.
El embalse abastece a los regadíos de Las Vegas, y además, permite realizar numerosos deportes: vela, pesca, playa, etc.
Ocupa la vertiente de la solana de la misma Sierra de Pela que en su extremo contrario acoge a Navalvillar, aunque asentándose, no como ésta en lo llano de su pie, sino sobre las apartadas escabrosidades de su falda, ocupando un paraje de acusado atractivo paisajístico.
Orellana de la Sierra o la Nueva, señorío en el pasado de la noble familia de los Bejarano, se alza en lo alto y cercana a Orellana la Vieja, señorío de los Altamirano, asentados en Trujillo.
Unos y otros, en sus luchas frente a los Golfines de Cáceres se unieron asumiendo un blasón unificado, de diez roeles, que identifica al apellido Orellana y a los lugares de su dependencia.
Se trata de un núcleo reducido, que por tal causa es conocido popularmente en el entorno como Orellana, aunque según ciertas versiones su origen, no obstante su apelativo y entidad, resulta de mayor antigüedad que la propia Orellana la Vieja. La tradición mantiene que la fundación del enclave se debe a Alvar García Bejarano, hijo de uno de los dos únicos supervivientes de la matanza efectuada en Badajoz sobre los miembros de este linaje por Sancho IV en 1.289. Con el tiempo, este apellido sería cambiado también por el de Orellana.