Sancho IV erigió la fortaleza-palacio hoy abandonada, que domina el extremo más elevado del pueblo, y la pequeña iglesia parroquial del Espíritu Santo, que se asienta en sus proximidades, también sobre la zona alta del asentamiento, y cuya variada morfología y adaptación a las irregularidades del terreno, componen una atractiva estampa. Estas dos obras, junto con el apiñamiento de las casas tradicionales, que se adaptan de manera inverosímil a la difícil topografía, originando un conjunto de gran pintoresquismo y sabor popular, constituyen los componentes más destacables de la reducida localidad. |
Fachada de casa tradicional |