Entre las construcciones tradicionales que forman el núcleo, abundan las casas hidalgas blasonadas, como las de los Vega y Rivadeneira, Toro, Cordero, Montaño, Cocas y otros. Sobre su perfil se alza la poderosa mole de la iglesia parroquial de Santa Lucía, situada en un extremo del tejido. El edificio constituye realización de gran porte, modificado en el siglo XVI a partir de otro anterior de factura mudéjar, estilo al que pertenece la torre de mampostería con filigranas de ladrillo que preside la fachada de los pies. En las traseras de la iglesia, formando parte de una vivienda particular, se conservan los restos de la antigua Casa de la Encomienda de la Orden de Santiago. También existió en la localidad un convento de dominicas del que hoy no perduran más que algunas ruinas. |
Vista de la Iglesia Parroquial |
Obra que llama la atención es el puente existente a la salida del pueblo en dirección a la ermita de Belén, inmediato a la fuente del Valle, sobre el arroyo de la Rivera. La construcción, destruida en uno de los lados a fin de darle mayor anchura, ofrece como singularidad que su único pretil está formado por las piezas de una nervadura gótica procedente de la iglesia parroquial primitiva. La misma circunstancia se repite en Usagre.
Centro de acusado interés, estrechamente conectado con la población, es la ermita de Ntra. Sra. de Belén, que se levanta en sus proximidades sobre un paraje frondoso de gran belleza natural. Se trata de un complejo compuesto por iglesia de traza barroca con ostentosa cúpula y soportales, a la que rodean otras piezas originando un conjunto de atractiva composición morfológica, en el que se integra la plaza de toros habitual en este tipo de centros. La imagen de la titular es una valiosa talla protogótica.