Se localiza entre Santa Marta y Almendralejo, en las proximidades de Aceuchal, discurriendo por su costado de levante, el río Guadajira.
Su origen se encuentra en el primitivo núcleo de Don Falcón, repoblado con 50 vecinos y convertido en Villa a finales del siglo XIII por el caballero Juan Mateo. En 1.395 el pueblo fue comprado en 100.000 maravedís por el Maestre santiaguista Lorenzo Suárez de Figueroa para incorporarlo al recién creado señorío de Feria, compuesto entonces todavía tan sólo por Zafra, Feria y La Parra. Villalba fue así la primera de las doce poblaciones que con el tiempo se fueron sumando al reducido foco inicial de este Señorío, y una de las más señaladas de sus componentes.
En la actualidad, tanto en su composición morfológica como en sus restantes aspectos se trata de un centro estrictamente rural, en el que se conserva escasamente degradada su fisonomía tradicional. El caserío está compuesto por edificaciones encaladas de modelo campesino, entre las que abundan las mansiones solariegas. Expresión de su evolución son, sin embargo, las enormes bodegas de vino local, cuyos grandes depósitos metálicos ponen la nota de contraste con los cubos del cercano castillo.
El apelativo popular de los villalbejos es el de "retuertos" o "ladeáos".