La población se fijó originariamente junto a la Fuente Vieja y el Pozo de la Negra, consolidándose el caserío en torno a una pequeña iglesia rural del siglo XIV dedicada a Santa María Egipciaca, originando una estructura urbanística alargada al hilo del camino que le sirve de pauta. Este templo primitivo fue derribado hace unas décadas para levantar en su lugar, aunque enfrente, otro más amplio de arquitectura moderna. Se trata éste de realización encalada de atractiva presencia, con torrecilla angular, bien integrada en la recoleta placilla en la que también se sitúa el Ayuntamiento. Otras construcciones cercanas de factura actual patentizan igualmente la evolución experimentada por la localidad en los últimos tiempos.
Como testimonio histórico de interés, próxima al Pozo de la Negra, se conserva una gran lápida con inscripción, cuyo contenido se desconoce por hallarse la leyenda volteada hacia la tierra.